Las
adicciones se definen como una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda
y el uso compulsivo de una sustancia a pesar de conocer los daños que provoca. Casi
todos conocemos algún caso de adicción entre amigos, familiares o compañeros,
ya sea a drogas legales como alcohol, tabaco o algunos medicamentos o a drogas
ilegales, todas estas adicciones responden de manera similar y estas reaccionan
en la química del cerebro, más adelante se hablara más sobre las adicciones y
estos efectos.
Anteriormente
se creía que las personas adictas a las drogas y al alcohol tenían una
moralidad deficiente y que carecían de fuerza de voluntad, así que en lugar de
diseñar acciones preventivas y terapéuticas, se optaba por el castigo y de
etiquetaba negativamente a los adictos. Con los estudios que se han realizado
en los últimos años se ha ido transformando esa idea. Estudios en imágenes
cerebrales y se observó la influencia de las drogas sobre diversas áreas del
cerebro, y se encontró la causa física de la dependencia de sustancias, este
fue un indicio de que las adicciones tenían todas las características de una
enfermedad. La adición se considera hoy una enfermedad del cerebro porque las
drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento de este órgano.
“La
adicción es una enfermedad que progresa por etapas” señala el doctor Rubén
Baler, en la primera etapa las personas utilizan las sustancias para alcanzar
la euforia que brindan, pero este consumo se convierte muy rápido en enfermedad
en quienes las utilizan de forma crónica, el cerebro empieza a adaptarse a
estas sustancias y aparecen los primeros signos de dependencia.
Cuando
se abusa de las drogas se alteran algunas zonas del cerebro como el tallo
cerebral, que controla el ritmo cardiaco, la respiración y el sueño; la corteza
cerebral, que procesa la información sensorial y nos permite pensar, planear,
resolver problemas y tomar decisiones, y el sistema límbico, donde se aloja el
llamado circuito de recompensa del cerebro.
Cuando las drogas ingresan al cerebro
obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el proceso normal de
intercambio de información neuronal. Recordemos que las células nerviosas se
comunican por medio de sustancias químicas llamadas neurotransmisores que
llevan mensajes entre ellas, la mayoría de las drogas interfieren con la
actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel
fundamental en las sensaciones de placer. El cerebro pierde la capacidad de sentir
placer por las recompensas naturales, pues se acostumbra rápidamente a las
dosis masivas de dopamina que se producen al consumir una droga, y lo hace
reduciendo su producción natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores
que captan la señal de este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el
cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar
cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión.
"Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el
individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto",
añade Rubén Baler. El individuo que ha
llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de
abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio,
episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
Ser
propenso a las adicciones proviene de varios factores biológicos y ambientales.
"Los factores genéticos más o menos explican 40 o 60% del riesgo total. El
resto son factores ambientales, sociales, culturales. El que se manifieste el
comportamiento adictivo dependerá tanto de lo genético como del entorno. Si un
individuo tuviera genes que propician el comportamiento adictivo, si en su
entorno no se usan drogas o si su comunidad de compañeros y amigos no las
consume, será muy improbable que el individuo desarrolle adicción.
Los
adolescentes son más propensos a las
adicciones, suelen tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del
juicio y el raciocinio, el problema principal es que en esa etapa de desarrollo
el cerebro es mucho más vulnerable. "La adolescencia es una época en la
que se están desarrollando todas las conexiones y exponer el cerebro a las
drogas a esa edad tiene consecuencias mucho más dañinas", indica la
especialista.
Otro
grupo de riesgo está formado por las personas que tienen algún tipo de
padecimiento mental, como bipolaridad o esquizofrenia. "Sabemos que existe
un gran porcentaje de la presencia de dos trastornos simultáneos: la adicción y
una enfermedad mental, dice Rubén Baler. Aproximadamente 60% de las personas
con problemas de abuso de sustancias tienen también una enfermedad
psiquiátrica.
Todas
las adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones
humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social. Este
trastorno afecta varios circuitos cerebrales. "No solamente el circuito
que calcula la recompensa", dice Rubén Baler, "sino también los
relacionados con el aprendizaje, con la memoria, con el control de emociones,
con la toma de decisiones. Asimismo, dependiendo de la sustancia y del tiempo
que se haya empleado, los efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades
cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de trastornos mentales
irreversibles.
Siendo
adicto se corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún
daño no intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por
influencia de las drogas o de la abstinencia.
Por esta razón se buscan enfoques de
tratamiento que permitan a las personas con adicción abandonar la sustancia,
pero al mismo tiempo que modifiquen, desde el aspecto bioquímico y conductual,
las causas que provocan y agravan su adicción.
Así,
algunos pueden recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias
cognitivo-conductuales o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de
eficacia probada en las personas adictas y que también suelen combinarse con
fármacos. Por tanto, el tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de
sustancia, el ambiente en que vive y sus recursos, internos y externos. No se
intenta resolver únicamente el problema bioquímico, sino considerar al
individuo y su contexto: su familia y su lugar de trabajo.
En
conclusión, la adicción es crónica e incurable, pero puede recuperarse y
controlarse para mejorar la calidad de vida, se pueden sufrir recaídas poro no
deben considerarse como fracaso del tratamiento; solo indica que este tiene que
repetirse. Lo mejor para evitar el tratamiento a las adicciones es
previniéndolo, por lo que se debe evitar todo lo que sabemos que es dañino y
tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que es positivo. También se debe
evitar que el consumo empiece desde la adolescencia, evitando las ventas de
alcohol, cigarros y otras drogas a menores de edad en cualquier tienda.
Fuentes
de investigación
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto,
Verónica Guerrero, periodista y divulgadora de la ciencia, colabora en ¿Cómo
ves? y otras áreas de la Dirección General de Divulgación de la
Ciencia, y como corresponsal ocasional para la revista Nature
Biotechnology.
Ruiz
Loyola Benjamín, ¿Cómo ves? Las drogas, Col. ¿Cómo
ves?, No. 3, UNAM, México, 2002