viernes, noviembre 27, 2015

El cerebro adicto

 Las adicciones y sus efectos en el cerebro

Las adicciones se definen como una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de una sustancia a pesar de conocer los daños que provoca. Casi todos conocemos algún caso de adicción entre amigos, familiares o compañeros, ya sea a drogas legales como alcohol, tabaco o algunos medicamentos o a drogas ilegales, todas estas adicciones responden de manera similar y estas reaccionan en la química del cerebro, más adelante se hablara más sobre las adicciones y estos efectos.

Anteriormente se creía que las personas adictas a las drogas y al alcohol tenían una moralidad deficiente y que carecían de fuerza de voluntad, así que en lugar de diseñar acciones preventivas y terapéuticas, se optaba por el castigo y de etiquetaba negativamente a los adictos. Con los estudios que se han realizado en los últimos años se ha ido transformando esa idea. Estudios en imágenes cerebrales y se observó la influencia de las drogas sobre diversas áreas del cerebro, y se encontró la causa física de la dependencia de sustancias, este fue un indicio de que las adicciones tenían todas las características de una enfermedad. La adición se considera hoy una enfermedad del cerebro porque las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento de este órgano.
“La adicción es una enfermedad que progresa por etapas” señala el doctor Rubén Baler, en la primera etapa las personas utilizan las sustancias para alcanzar la euforia que brindan, pero este consumo se convierte muy rápido en enfermedad en quienes las utilizan de forma crónica, el cerebro empieza a adaptarse a estas sustancias y aparecen los primeros signos de dependencia.
Cuando se abusa de las drogas se alteran algunas zonas del cerebro como el tallo cerebral, que controla el ritmo cardiaco, la respiración y el sueño; la corteza cerebral, que procesa la información sensorial y nos permite pensar, planear, resolver problemas y tomar decisiones, y el sistema límbico, donde se aloja el llamado circuito de recompensa del cerebro.
 Cuando las drogas ingresan al cerebro obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el proceso normal de intercambio de información neuronal. Recordemos que las células nerviosas se comunican por medio de sustancias químicas llamadas neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas, la mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. El cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas naturales, pues se acostumbra rápidamente a las dosis masivas de dopamina que se producen al consumir una droga, y lo hace reduciendo su producción natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal de este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. "Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto", añade Rubén Baler.  El individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.

Ser propenso a las adicciones proviene de varios factores biológicos y ambientales. "Los factores genéticos más o menos explican 40 o 60% del riesgo total. El resto son factores ambientales, sociales, culturales. El que se manifieste el comportamiento adictivo dependerá tanto de lo genético como del entorno. Si un individuo tuviera genes que propician el comportamiento adictivo, si en su entorno no se usan drogas o si su comunidad de compañeros y amigos no las consume, será muy improbable que el individuo desarrolle adicción.
Los adolescentes  son más propensos a las adicciones, suelen tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del juicio y el raciocinio, el problema principal es que en esa etapa de desarrollo el cerebro es mucho más vulnerable. "La adolescencia es una época en la que se están desarrollando todas las conexiones y exponer el cerebro a las drogas a esa edad tiene consecuencias mucho más dañinas", indica la especialista.
Otro grupo de riesgo está formado por las personas que tienen algún tipo de padecimiento mental, como bipolaridad o esquizofrenia. "Sabemos que existe un gran porcentaje de la presencia de dos trastornos simultáneos: la adicción y una enfermedad mental, dice Rubén Baler. Aproximadamente 60% de las personas con problemas de abuso de sustancias tienen también una enfermedad psiquiátrica.
Todas las adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social. Este trastorno afecta varios circuitos cerebrales. "No solamente el circuito que calcula la recompensa", dice Rubén Baler, "sino también los relacionados con el aprendizaje, con la memoria, con el control de emociones, con la toma de decisiones. Asimismo, dependiendo de la sustancia y del tiempo que se haya empleado, los efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de trastornos mentales irreversibles.
Siendo adicto se corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de las drogas o de la abstinencia.
 Por esta razón se buscan enfoques de tratamiento que permitan a las personas con adicción abandonar la sustancia, pero al mismo tiempo que modifiquen, desde el aspecto bioquímico y conductual, las causas que provocan y agravan su adicción.
Así, algunos pueden recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias cognitivo-conductuales o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de eficacia probada en las personas adictas y que también suelen combinarse con fármacos. Por tanto, el tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente en que vive y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver únicamente el problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto: su familia y su lugar de trabajo.

En conclusión, la adicción es crónica e incurable, pero puede recuperarse y controlarse para mejorar la calidad de vida, se pueden sufrir recaídas poro no deben considerarse como fracaso del tratamiento; solo indica que este tiene que repetirse. Lo mejor para evitar el tratamiento a las adicciones es previniéndolo, por lo que se debe evitar todo lo que sabemos que es dañino y tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que es positivo. También se debe evitar que el consumo empiece desde la adolescencia, evitando las ventas de alcohol, cigarros y otras drogas a menores de edad en cualquier tienda.





Fuentes de investigación
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto, Verónica Guerrero, periodista y divulgadora de la ciencia, colabora en ¿Cómo ves? y otras áreas de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, y como corresponsal ocasional para la revista Nature Biotechnology.
Ruiz Loyola Benjamín, ¿Cómo ves? Las drogas, Col. ¿Cómo ves?, No. 3, UNAM, México, 2002